4 reedificó Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de
avituallamiento que construyó en Jamat;
5 reconstruyó Bet Jorón de arriba y Bet Jorón de abajo, ciudades
fortificadas, con murallas, puertas y barras,
6 y Baalat, con todas las ciudades de avituallamiento que pertenecían
a Salomón, todas las ciudades de carros y las ciudades para los caballos, y
todo cuanto quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de
su dominio.
7 Con toda la gente que había quedado de los hititas, los amorreos, los
perizitas, los jivitas y los jebuseos, que no eran israelitas,
8 cuyos descendientes habían quedado después de ellos en el país y a
los que los israelitas no habían exterminado, hizo Salomón una leva
que
dura hasta el día de hoy.
9 Pero no empleó Salomón a ninguno de los israelitas como esclavo
para sus obras, sino como hombres de guerra, jefes y
escuderos,
comandantes de sus carros y de sus caballos.
10 Los jefes de las guarniciones que tenía el rey Salomón eran 250,
que gobernaban al pueblo.
11 Salomón hizo subir a la hija de Faraón desde la Ciudad de David a
la casa que había edificado para ella; pues se decía: «No debe habitar mujer
mía en la casa de David, rey de Israel; porque los lugares donde ha estado el
arca de Yahveh son sagrados.»
12 Entonces empezó a ofrecer Salomón holocaustos a Yahveh sobre el
altar de Yahveh, que había erigido delante del Ulam;
13 ofreció holocaustos según el rito de cada día, conforme a los
prescrito por Moisés, en los sábados, los novilunios y en las solemnidades,
tres veces al año: en la fiesta de los Ázimos, en la fiesta de las Semanas y
en la fiesta de las Tiendas.
14 Estableció también las secciones de los sacerdotes en sus servicios
conforme al reglamento de su padre David, a los levitas en sus
cargos de
alabar y servir junto a los sacerdotes, según el rito de cada día;
y a los
porteros con arreglo a sus secciones, en cada puerta; porque ésta
era la
orden de David, hombre de Dios.